23 de octubre de 2023
Los sistemas de producción alimentaria de todo el mundo se enfrentan a desafíos sin precedentes a causa de la demanda de alimentos por una población en crecimiento, del aumento del hambre y la malnutrición, los efectos adversos del cambio climático, así como la pérdida y el desperdicio de alimentos.
Según la FAO, esto puede socavar la capacidad del mundo para satisfacer sus necesidades alimentarias presentes y futuras. Siendo el Día Mundial de la Alimentación, nos parece importante enfatizar una de las consecuencias más sensibles de la crisis alimentaria.
Me refiero al hambre y la desnutrición y los efectos que genera el hecho de que un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se pierda durante el proceso productivo o se desperdicie durante su distribución, venta y/o consumo.
Sabemos que este escenario global tiene importantes repercusiones sociales y ambientales, sin embargo, la más relevante para los consumidores chilenos es su impacto económico, lo que se puede explicar considerando la coyuntura económica actual, que ha llevado a que muchas familias están preocupadas respecto del gasto que realizan a diario para cocinar.
Esta realidad fue uno de los antecedentes que reveló el Primer Estudio Nacional sobre desperdicio de alimentos en el país, realizado por Ipsos y Maggi, el cual arrojó además que siete de cada 10 chilenos tiene claro que desperdiciar comida en los hogares es un problema a nivel nacional.
Pero, aun así, nueve de cada 10 reconoce que desperdicia alimentos en sus propias casas. De hecho, una gran proporción bota alimentos por acciones evitables, como comprar más de la cuenta (50%) y preparar comida de más (43%). En promedio, botamos alimentos dos veces a la semana.
¿Cómo ayudamos a revertir esta situación? El acceso a información puede facilitar el cambio de hábito para aprovechar de mejor forma los alimentos, rescatar aquellos que están listos para ser desechados y acompañar a quienes toman la decisión de compra y/o son los responsables de cocinar, para que realicen una correcta planificación, almacenamiento y preparación.
Todo lo anterior, buscando contribuir, no solo a la economía familiar, sino también al cuidado del medio ambiente y la seguridad alimentaria.
Todo esto nos motivó a lanzar “Cocina la Diferencia”, una plataforma que contiene múltiples consejos y recetas para ayudar a las familias a evitar el desperdicio de alimentos. Pero no nos detendremos ahí. Desde Maggi, como una marca icónica, y Nestlé, la empresa fabricante de alimentos más grande del mundo, estamos buscando incentivar la discusión pública sobre el tema.
¿Cómo? Articulando esfuerzos con entidades igualmente interesadas en provocar cambios positivos frente a este tema, como el gobierno, la sociedad civil, la industria, así como los principales bancos de alimentos del país, con quienes trabajamos hace años para, justamente, evitar el desperdicio de alimentos.
En suma, compartimos una visión crítica respecto de la invisibilidad de este tema, pero a la vez esperanzadora, porque creemos que es posible generar transformaciones para reducir el desperdicio de alimentos. Por ello nos propusimos la meta de impactar a más de seis millones de chilenos con nuestra plataforma “Cocina la diferencia” al 2024.
Hoy el consumidor es más consciente y, por lo mismo, creemos que cocinar se vuelve un acto poderoso.